jueves, febrero 07, 2008

Entrevista a Mildred Burton: Una vida consagrada al arte

(Entrevista realizada en el año 2002)


La paradigmática artista plástica entrerriana
emergente en los setenta, expone en más de 500
salones y museos de América Latina, Europa y Estados Unidos.
Sus trabajos manifiestan el realismo pictórico en que se
inscribe y una fuerte oposición entre lo real y lo imaginario
.


  Por Alejandra Casal.


Admiradora de Max Ernst y René Magritte... En el año 79
conformaste el grupo de la Post- Figuración, un grupo de
artistas que se inclinaban al Realismo. Sin embargo, hoy
muchos creen que tu obra se inclina al Surrealismo...

Esos son los Entomólogos del Arte, los críticos...
en general ellos nos dividen, nosotros somos bichos,
como si te clavan, te ponen en un casillero. Inicialmente
el Surrealismo parte de la cosa onírica, de los sueños;
yo parto de la realidad. Yo parto de que se privatizan
los Yacimientos Petrolíferos, que los niños se mueren de
hambre, que los jóvenes son asesinados. Hace 3 años cuando
expuse mi obra, quise cerrar toda una serie: eran vistas aéreas,
y la intención era universalizar los Holocaustos. Se llamó
"Holocaustos vistos desde el aire".

Realizaste numerosos viajes por diversos lugares del globo,
siempre llevando tu obra ¿pensaste alguna vez que tu arte
iba a llegar tan lejos?

He recorrido Perú, México, Estados Unidos, Europa, China, etc..
pero siempre circunstancialmente. Esa cosa se da. Soy como
sin fronteras ... Yo soy muy pegada a la Argentina, yo pinto
en la Argentina. Soy como "Argentinísima".
En todas mis obras, las últimas tandas estoy poniendo, y
obligadamente mientras dure el estado espantoso en el
que está el país, le pongo banderitas, y estoy con eso.
Yo soy un pintor así, muy contestatario, como una lucha
constante.


Con respecto a tu obra ¿también utilizás fotos y
las transformás?

Sí, lo hacía mucho más antes... era una especie de citación
y transformar. Lo que era una niña linda de repente aparecía
con patas de reptil, un cierto surrealismo, cosas que
realmente permanecían ocultos a simple vista, después uno
se detenía y dentro de las puntillas, por ejemplo, se
encontraba con elementos como moscas, bichos, pequeños
penecitos... Había que entrar en la obra para comprenderla.

Al tratar de comprender tu obra, se puede observar que los animales
simbolizan algo... ¿qué importancia tienen los animales en
tus pinturas, y en tu vida? Convivís con 20 perros, una
tortuga y una paloma...

En mi vida exactamente la misma que con los humanos que
quiero, o sea, con los que quiero... nivelo, mis hijos
lo saben y mis nietos también, pongo en un mismo nivel
todo. Yo soy gran defensora de los animales y también de
las plantas...

Jorge Ledesma escribió el libro "El juicio de los animales"
y vos lo ilustraste. En una breve parte del libro te incluye
como personaje ¿A qué se debió esta inclusión?

Ah (risas) porque yo le conté que de niña, con mi hermano
les sacábamos las patas a las arañas... yo colaboraba mirando.
Pero no estaba de acuerdo. Entonces las arañas me condenan a
morir en una red en la que me van comiendo los miembros.
Y yo me dibujé así allí, con una paleta de colores (risas)

Mildred, actualmente vivís en La Boca, y tenés tu atellier
allí también. Es un barrio que siempre contó con la
presencia de artistas que lo eligieron como su lugar,
como Quinquela Martín.. ¿por qué justo allí?

Bueno, yo tuve talleres, mis atelliers, por todos lados de
la Capital, pero ahora decidí que lo mejor es vivir ahí,
es una zona muy fuerte. Tiene un ambiente particular que
lo hace irresistible para cualquiera, además es lo que
justo buscaba para alejarme de tanta basura y poder crear.
Vivo en una cuadra bellísima, pero llena de aguantaderos,
de gente en la última condición de abandono...

¿Y cómo se involucra esta realidad con Mildred artista?

Bueno, porque yo levanto banderas por esa gente también.
Y las levanto en serio. Convivo con ellos, yo los
apoyo y ayudo en lo que puedo. No los puedo aleccionar,
porque me faltarían muchas más personas y tiempo, pero
vivo la vida miserable que viven ¡a 10 minutos de la Casa
de Gobierno! Y entonces en mi obra reflejo todo esto,
con la gente necesitada, yo pinto con un realismo casi
fotográfico, como te decía antes, y me comprometo mucho.

¿Elaborás una crítica hacia la clase alta de la sociedad?

Yo siempre intenté reflejar una crítica muy mordaz, muy
fina hacia una clase social que es la alta burguesía, y
siempre mantuve un criterio de tipo nacional, una ideología
nacionalista, del lado dónde yo creo que hay que estar,
del lado de los humildes, y de la nación.



¿Cómo era el trabajo del artista durante el período de la
última dictadura militar, cómo era la vinculación con el arte?

Trabajamos todo el tiempo que duró la Dictadura militar
contra ellos, organizamos todo tipo de certámenes, a
veces con temas, otras incluíamos logos, íbamos con carteles
a protestar y a gritar, a manifestarnos... No teníamos gran
nombre aún, comenzábamos, entonces no nos tenían muy en
cuenta... sí de algún modo molestamos, y pudimos decir,
reiterar las cosas y estar allí.

¿Y en la década del 80? Sos colaboradora
de las "Abuelas de Plaza de Mayo" y de "Madres..."

Siempre, y me enorgullece, colaboré con "Abuelas..."
Fue y es una causa que merece mi más profundo respeto y
compromiso. Estuve y estoy ahí, en las marchas y demás,
al frente con ellas, al menos cuando puedo...ahora ya
estoy más viejita, con 60 años, pero sigo yendo,
me lleva un amigo mío en bicicleta.

A 25 años del golpe militar en nuestro país, en marzo
del año pasado, Joan Manuel Serrat, Pablo Milanés, Jaime
Roos y Víctor Heredia actuaron en un concierto homenaje,
“Por la memoria, la verdad y la justicia”... ¿Cuál fue tu
participación?

Fue muy emotivo... confeccionamos un enorme telón, que
iba de fondo del escenario, donde cada artista -León
(Ferrari), Noé, Carlos (Alonso) y otros más- pintaba
algo como homenaje. Todo el dinero fue
recaudado para "Madres..." Y hubo mucha gente.


También el año pasado hubo una muestra muy particular en
el Centro Cultural Recoleta: "No a la tortura, no a la
impunidad" ¿Es verdad que las obras expuestas eran
aquellas obras que durante el régimen militar permanecieron
ocultas?

Sí, es así...  fue una experiencia muy fuerte. Expusimos
la obra que tuvimos que mantener oculta, de algún modo,
en sótanos, escondida en nuestras casas, enterrados, en
los atelliers, etc... Era una sensación muy triste, angustiosa,
y a la vez liberadora. La obra tenía sus marcas,
imborrables a través del tiempo. La respuesta del público
fue impresionante.

Tengo entendido que trabajaste con Ernesto Sábato también...

Sí, hicimos una exposición sobre los Desaparecidos, hace ya de esto
muchos años. Me mantuve varias noches sin poder dormir.
Sentía que esas almas vivían en mí, me atormentaba... Pero
el resultado de la obra fue muy grato, mis cuadros acompañaban
sus escritos. Un muy buen trabajo.

¿Te afecta la crítica de arte ?

No, la verdad es que le presto poca atención. A veces la
leo por cuestiones más de entretenimiento personal que
otra cosa. En realidad me interesa mucho más la crítica
que me pueda hacer la gente... yo siempre escucho a las
personas mientras contemplan mis obras, y por ahí juego a
hablar de mí en tercera persona, como si no fuera yo la
artista.

El reconocimiento como artista se vio
reflejado en 1998, cuando se llevó a cabo la exposición
de toda tu obra en colección, desde 1968 hasta ese momento,
en el Museo Nacional de Bellas Artes.

Sí, la verdad es que fue emocionante, porque es el mayor
reconocimiento al que puede aspirar un artista en la
Argentina. Exponer toda tu obra, desde tus comienzos,
es una experiencia muy gratificante, sentí gran orgullo.
Además, tengo obra permanente en el Museo Nacional, junto
a los más grandes artistas, por lo que fue mi consagración.



Hace unos meses atrás se realizó el ciclo Biodrama, de
teatro experimental. La primera presentación "Barrocos
retratos de una papa", fue sobre tu vida ¿Cómo fue esa
experiencia?

Fue muy graciosa, estuvo muy bien hecha. Además tenía una
participación, aparecía en video, en una pantalla, hacía
de mí misma. Los actores eran excelentes, y la verdad es
que estuvo muy interesante. Por supuesto que había mucho
humor ácido, como a mí me gusta. Se llamaba así porque
siempre me dijeron que me parecía a una papa.

En este momento tenés varias muestras en
Capital, y en el resto del país...
¿Cómo sigue el futuro del artista que palpita en vos?

Como hasta ahora, luchando... y aún más... soy un francotirador,
aunque eso pueda resultar ofensivo para algunos.. soy como
una rata de taller. Para mí la pintura es un hecho profundo
e individual. Así continúo. Soy como Argentinísima, como
te dije antes, y a pesar de mi apellido, soy una artista
neta latinoamericana.

La pintura argentina da pelea y no se rinde

CULTURA : MUESTRA EN CORDOBA



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Fernando García.

(Clarín - viernes 22/07/2005)

En el Museo Caraffa de Córdoba se presenta una muestra con la selección del Concurso de Pintura Argentina lanzado por la Fundación Deloitte. El conjunto, que recorrerá museos y salas de todo el país, es un interesante muestreo de la plástica contemporánea y de su vitalidad estética.

El primer premio del concurso fue para Diego Hugo Orlando Perrotta por "Institución", un extraño conjuro al acrílico que sobrevuela la figuración esotérica de Xul Solar apuntándole un asterisco político en la cruda intersección de un ¿escorpión? con un edificio a todas luces burocrático, reflejo de la sociedad de control. Tema que también aborda Pablo Javier Lozano (mención especial) con una obra sin título que podría haberse llamado, pongámosle, "Un día en la paranoia del mundo". Es el minucioso retrato de dos cámaras de seguridad con la potente promesa de convertirse en vigías autónomos en un futuro muy cercano.

El tema vuelve en el perverso "Inseguridad cero" (Andrés Compagnucci) y en las obsesivas guardas balísticas de El Azem.

La selección enlaza figuración y geometría, arte social con imaginería pop, nombres poco transitados con resonantes como Mildred Burton (con una viñeta islámica en clave de Escher), María Silvina Lacarra (mención) o Diana Dowek.

ARTE: UNA MUESTRA DE MILDRED BURTON EN BELLAS ARTES

(Clarín - Edición del sábado 24-02-2001)

Dibujos humorísticos de ideas arquitectónicas imposibles


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ANA MARIA BATTISTOZZ

En la década del 80, la artista Mildred Burton, cuyas habilidades en la pintura le permitían ganarse ocasionalmente la vida en el mundo de la decoración, solía compartir trabajos con un joven ebanista.

Bien parecido él, cuenta Burton que, aunque de condición obrera, por las noches gustaba "disfrazarse de importante" y merodear por los bares de Recoleta. Burton recuerda que el joven gastaba lo poco que tenía en una indumentaria motoquera que incluía cadenas, pulseras y casco de rigor. Pero al terminar la noche, dejaba toda esa parafernalia en una heladería amiga y se tomaba el colectivo que lo llevaba a su casa —ya que moto no tenía— donde volvía a su rutina de ebanista.

La historia, que parece salida de un relato actualizado de Arlt, disparó en la artista la idea de construir un "hábitat para asnos errantes en el desierto, con refinado gusto burgués, controlado y guardado por dos robots computarizados". El proyecto al que llamó Zanahorium Golden Prix, es uno de los que integran la muestra Proyectos y Proyectoides que se exhibe hasta fin de mes en el Museo Nacional de Bellas Artes.

El conjunto reúne una serie de proyectos dislocados (arquitecturas irrealizables) que desde 1975 la artista presentó casi regularmente en cada una de las bienales de arquitectura organizadas por Jorge Glusberg. Algunos de ellos fueron galardonados por las empresas patrocinantes, como el "Basurero nuclear con cabinas de fax y correspondencia electrónica", que obtuvo el Premio IGGAM en 1995.

Concebidos como derivaciones extremas de situaciones extrañas que, como la del ebanista, se dan en el mundo real, los proyectos articulan complejos dibujos sobre papel, planos arquitectónicos con infinitos detalles coloridos pintados con acuarelas, vistas aéreas e insólitos cortes transversales que incluyen mecanismos varios (como ascensores y palas mecánicas).

A casi todos les asigna ubicaciones tan precisas como significativas. El "Zanahorium" fue pensado para ser instalado en Recoleta. Pero los hay también para la zona de Retiro, tal el caso del "Hábitat preparador conservador y exterminador de la especie artista latinoamericano" o el "Puente elevador para destruir turistas y máquinas fotográficas" que concibió en 1984 para el MontJuic en Barcelona.

En todos ellos emerge una fascinante articulación de soluciones mágicas y truculentas en clave de humor ácido. Esto es justamente lo que marca su inquietante pileta para peces subversivos con una gigantesca torre de control con ojos visores de rayos láser y un brazo con red para exterminar a los disidentes.

En registro similar Burton también concibió un Zootransportador urbano para traslado de animales de viejo Zoológico Art Decó a nuevo Zoológico Aséptico. El curioso vehículo nació del anuncio, hecho en su momento, de un plan para trasladar el Zoológico de la Ciudad de Buenos Aires a un predio "aséptico" en los alrededores del Parque de la Ciudad.

Burton, que ama a los animales y vive en su casa-taller de la Boca rodeada de 11 perros y una tortuga, pensó un mecanismo de transporte capaz de aliviar la experiencia traumática de semejante mudanza.

Su proyecto preveía una zorra descubierta para animales de buen carácter, vagones con rejas para animales grandes de mal carácter y casetas de control sanitario para la salida y la llegada. Pero lo más interesante de él era una zona virtual con proyecciones en tres dimensiones y árboles artificiales con olor a selva, a macho y hembra para aliviar la inquietud del trayecto. Estos "proyectos arquitectónicos imposibles de realizar" de Mildred Burton operan fundamentalmente en la evidencia de la sinrazón de la razón urbana política y social.

(Museo Nacional de Bellas Artes, Av. Libertador 1473. Hasta fin de mes.)

Premios Konex 2002


Fundación Konex

Mildred Burton
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2002 Artes Visuales

Diploma al Mérito
Dibujo
Mildred Burton
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Premio Konex 2002. Ha realizado las siguientes exposiciones: En 1994 “El ultimo Zelofonte” –Feria del Libro, SADE-; Foro 2000 Proyecciones Argentinas Contemporáneas; en 1995 MNBA “Trienal de Milán, “Periferias”; en 1996 Premio Hugo del Carril Museo de Arte Moderno “Ña corrupción y su cría” (díptico); “Holocausto visto desde el cielo”, Museo Provincial de Bs.As Timoteo Navarro; C. C. Recoleta “Proyectos, Proyectoides Diagnosticazos y otras yerbas” C.C. Recoleta; “El paisaje” MNBA de Misiones; “Homenaje a los Beatles” en el MNBA Pedro Martínez de Entre Ríos; “La infame proliferación de Juan Sida”, C. Gral S. Martín-Jornadas de la lucha contra el Sida. En 1997: “El paisaje” Museo Provincial de BA Gómez Cornet (Santiago del Estero); “Arte Erótico” C. Cultural Borges; “Los Maestros” MNBA, Fundación Amalia Lacroze de Fortabal; en 1998 en el C. C. Borges Premio Trabucco. Dibujo. Academia Nacional de Bellas Artes; “Femenino Plural” muestra Internacional de Mujeres en el MNBA; (1999) “ 100 años de pintura” C. Cultural Recoleta; (2000) “Animarte” en el Palais de Glace; “Exposición y remate para reconstrucción de la AMIA en el C. C.Recoleta; “Proyectos y Proyectoides” MNBA; (2001) 3 veces 3 C. C. Recoleta-AGA-; “Mujer en el Arte” C.C. Borges; Feria de Arte de Toronto-Canadá; entre otras. Ha recibido innumerables premios y distinciones, entre ellos se destacan: (1992) Jornadas de la Crítica Internacional MNBA –Premio Siemmens-; (1993) “93 Bienal Internacional de Arquitectura y Diseño de Bs.As.-C.C. Recoleta, obtiene el Premio Projeto; (1994) Ternada al Premio AICA a la Trayectoria; (1995) Premio “Autopista del Sol”-Proyecto- obtiene el premio MNBA; Bienal Internacional de Arquitectura y Diseño obtiene el Premio MNBA; (1997) Premio Gunther, 1 º Premio –MNBA; (1998) Bienla Costantini 1º Mención MNBA; (2001) “Proyecyo y Proyectoide” MNBA.

miércoles, febrero 06, 2008

Cerca del abismo: Mildred Burton en el Bellas Artes


Mildred Burton expone una muestra antológica (obras desde 1968 a 1998) en el Museo Nacional de Bellas Artes. Hasta el 10 de junio se podrán ver los cuadros de esta artista todo terreno -además de pintar, ella misma aclara que hace música y escribe relatos- que tiene una singularísima visión del arte.

(Página 12 - 24/05/98)

Por FABIAN LEBENGLIK


Dice de sus cuadros: “Yo creo que en mi obra estoy siempre riéndome, jodidamente. Sé que del ser humano se puede esperar lo peor, pero al mismo tiempo tengo una enorme piedad”. Mildred Burton es una de las grandes artistas argentinas: pintora, grabadora, dibujante, retratista sin edad, y también música (es intérprete de piano, órgano y armonio), nacida en Paraná, Entre Ríos. Siempre hizo de su virtuosismo un uso irónico y juguetón que le sirvió para ganar más de cuarenta premios a lo largo de los últimos treinta años. De abuela alemana y padres irlandeses, su niñez y adolescencia fueron una colección de rigores y mandatos que luego aparecen como nítidos estigmas en cada obra.

Su relación con el lenguaje tiene la misma estructura que la de sus cuadros: toda afirmación se niega, toda certeza se corrige, todo control, en un punto, se pierde. Ella va construyendo el relato de su vida a través de una narración en la que se confunden ficción con memoria.

¿Cómo se relacionó por primera vez con la pintura?
--De manera indirecta, porque coloreaba modelos para una fábrica de porcelanas y pintaba motivos de abanicos. Hacía todo tipo de pequeños trabajos en casa. Criaba a todos mis chicos y estaba sola. Pero no sólo la pintura me daba para vivir, sino también la música. Yo era pelirroja, flaquita y con cara de nena; usaba dos trenzas y en esa misma época agarré una guitarrita y me largué a cantar. A la gente le debe haber gustado, porque se callaban y me escuchaban. Hacía dos entradas por noche cantando canciones de la Guerra Civil Española.

¿En dónde cantaba?
--En varios cabarets de Buenos Aires. Por ejemplo, en el Dragón Rojo, que estaba en San José entre Rivadavia y Avenida de Mayo. Todavía se conserva ese dragón horrible en el frente del edificio. Era un lugar de una sordidez espantosa, lo manejaba el “Príncipe cubano” y me pagaban bien. Varias veces me llevaron presa. Pero como yo estuve casada muchos años con un militar y mi hermano también lo es, alguna que otra vez les contaba sobre mi familia y eso servía para que me soltaran.

“Todos mis cuadros --explica-- nacen de un relato anterior, que escribí previamente. Siempre me gustó escribir y varias veces voy a buscar ideas para un cuadro en esos apuntes: tengo más relatos que pinturas. La literatura me interesó desde chica. Mi gran amiga de toda la vida fue Luisa Mercedes Levinson. Ella siempre decía que si hubiera sido pintora habría pintado mis cuadros y yo le decía que de haber sido escritora, hubiera escrito sus libros. Nos sentíamos iguales, gemelas. También me fascina cierto mundo de Cortázar, de Borges y de Alejandra Pizarnik, con quien teníamos una amiga común: Leonor Calvera. A mí, en general, los poetas me aburren, pero Alejandra no”.

El conjunto de la obra de Mildred Burton --cerca de 1200 trabajos, según afirma-- está construido alrededor de un género literario, el género fantástico. Sus pinturas, dibujos y estampas están plagados de venganzas poéticas, de sutiles transformaciones --insólitas y a veces monstruosas-- en todos los niveles de la imagen; de rupturas de la lógica, de la inocencia sorprendida por la crueldad y por múltiples vueltas de tuerca perversas. En sus cuadros --como en sus dichos-- toda afirmación siempre puede ser negada, toda corrección desviada, todo control, en un punto, puede ser un extravío.

La pintura de Mildred Burton es una perpetua contrabiografía en la que la historia de una vida --la suya-- se hace a sí misma, pero esta vez con leyes propias y paralelas en donde se ponen a prueba todos los padecimientos familiares que fraguaron su infancia y juventud: la obediencia, la negación del deseo, el ocultamiento, el mundo militar, el control obsesivo, la religión, la locura, la muerte.





Sus cuadros son camaleónicos: el estilo es un disfraz reconocible, que oscila entre el homenaje y la corrosión de la historia de la pintura. Renacimiento, barroco, impresionismo o surrealismo se suceden como escenarios armados al modo de una trampa para el ojo. La artista parte de una engañosa referencia académica --derivada naturalmente de su facilidad para el dibujo-- para producir contextos aceptables y clichés pictóricos; pero cuando el observador se detiene en los detalles sobreviene lo monstruoso, la transfiguración.

La familia del torturador, por ejemplo, es un conjunto de dos retratos clásicos en los que se ve a la esposa y al niño del que vive de aplicar tormentos. Cuando el jefe de la familia llega del trabajo les trae a los suyos algún souvenir horrendo: es así que tanto la mujer como el pequeño hijo retratados lucen --ella a modo de colgante y él como un broche-- sendas falanges arrancadas a las víctimas. Y allí están, junto con el detalle siniestro, la compleja aquiescencia de los que rodean y apañan el mal, la silenciosa y extraña complicidad, el peso de la culpa.

Los frutos del país es una serie en la que también aparece subrepticiamente la historia de la violencia argentina. Pintado en el final de la última dictadura, este conjunto de cuadros de pequeño formato muestra, disimulados entre los frutos autóctonos argentinos, otros frutos que se extraen del país: masa encefálica desprendida, ojos y secciones del cuerpo.

Una larga serie de obras se meten con los lazos de sangre de la propia Mildred: su madre muerta muy joven, su padre que al final bordeaba la locura, sus hijos --los que murieron y los que están vivos--, su abuela temida y querida. “Mi abuela era terrible conmigo y yo la adoraba. Ella por ejemplo les tejía pasamontañas a los aviadores, en la época de la Segunda Guerra y con un trozo de lana roja ahorcó a mi gato preferido. Me daba manguerazos y me tiraba de las trenzas. Sus manos eran mi terror. Por eso yo pinté a mi abuela niña, mutilada, sin manos, en uno de los cuadros que está en la muestra”, cuenta Burton. Otra series, como Jean Jarrow o Jean en Pomme son sagas animistas en las que un jarrito camaleónico (el citado jarrow) adopta la forma del paisaje que sueña o una manzana heroica (la citada pomme) personifica a la mujer a través de diferentes epopeyas.

En cada cuadro, la superficie pulida --de la pintura, del estilo, del realismo como artificio-- se detiene en un abismo lógico que abre un abanico de sentidos de perversión creciente. Por esa fisura entra lo siniestro y se oculta la tragedia.

“Yo convivo con lo terrible y con el miedo --cuenta la artista-. Vivo sola en una casona terrorífica de la Boca. Creo que vivo siempre cerca de un abismo que al mismo tiempo me atrae. Antes tenía miedo de caer en ese abismo, pero después de ciertas cosas que me tocó vivir aprendí que no hay abismo en el que pueda caer, salvo aquel en el que yo decida saltar. Me ocurrieron cosas tremendas, pero soy resistente. De los cinco hijos que tuve perdí a dos. Yo me solazo en ese mundo terrible. En cierto modo ese mundo tiene contactos tangenciales con el de Aída Carballo, que fue una de la artistas que me apuntaló, junto con Berni y Roberto Aizemberg, cuando yo empezaba. Ella me largó al ruedo. Con Aída tuve una relación muy especial; me protegió y yo tenía la sensación de que me quería salvar de algo. Aída siempre estuvo cerca de la muerte y de la locura, y se esforzaba para que yo no ingresara en esas zonas. Yo también caminé al borde y estuve internada en varios centros de salud mental con diagnósticos varios: desdoblamiento de personalidad; síndrome esquizoide, paranoia... Creo que todos somos muchas personas al mismo tiempo y que nos comportamos de distinta manera, según quién tengamos enfrente. Lo peligroso es cuando eso se te escapa. A veces pienso que puedo terminar en la locura total y en el suicidio. Cuando llega la noche y estoy sola en casa, con todos mis perros, antes de que el sueño me venza siento que entro en la tragedia. Tengo pesadillas espantosas y vivo en un mundo paralelo insoportable. Mi sueño es un infierno todos los días, hasta que logro salir a las seis y media o siete de la mañana y voy a pasear a los perros. Antes podía no dormir, pero ahora me canso más. Cada día lo termino hecha pedazos y mi vida consiste en manejar los pedazos. Sé que tengo un cierto grado de locura, pero lo enfrento”.

(Tomado de nota de Página /12 suplemento RADAR de 1998)